Colaboración de Dolores Pérez-Lazcarro
Directora de Portavoces de Paz A.C.
Cuando tenía 6 años la mamá de John murió y su papá cuando tenía diez. En ese tiempo un grupo armado de Sudán del Sur se lo llevó junto con otros amigos a los que mataron frente a sus ojos, luego le dieron un fusil y lo convirtieron en soldado. Esta es una historia que se repite en varios países de África, un continente que está muy lejos de nosotros.
Ahora vayamos a una colonia que se encuentra a unos minutos de distancia de tu casa, ahí vive Emiliano, que con sus enormes ojos me cuenta que “el otro día encontraron a un señor muerto pero sin cara, le arrancaron la cara maestra”, “Uh, eso no es nada, allá cerca de la mía encontraron en una bolsa a uno descuartizado” le interrumpe Doroteo. Historias de asesinatos, muertos, personas que ya no regresan a casa, balaceras y camiones incendiados es lo que ven en el noticiero, en su casa, en su colonia y camino a la escuela. (Los nombres han sido cambiados para protegerlos).
Esta es nuestra realidad, con el clima de violencia en que vivimos, estamos entregando a nuestras niñas y niños otra especie de armas: gritos, golpes, violencia psicológica, comunitaria, que a la larga, se pueden todas ellas convertir en un fusil.
Necesitamos intervenciones urgentes que nos ayuden a que nuestra infancia desarrolle y practique habilidades para resolver conflictos, conocer que la paz es un camino que pueden recorrer y saber que pueden ser portavoces de ella. Para nosotros el arte es una maravillosa opción. A través de él, se puede enfocar una forma distinta de ser y actuar, reinventarnos como personas y edificar sociedades pacíficas, es decir, el arte como propuesta creadora de una realidad sin violencia, el arte como una gran oportunidad de explorar situaciones internas del ser y externas del quehacer. El arte en muchas ocasiones se convierte en el espejo de lo que somos, nos ayuda a percibir realidades que algunas veces no alcanzamos a ver a simple vista y que las traemos en nuestro subconsciente.
En el mundo, los ejemplos de trabajos artísticos relacionados con finalizar los conflictos violentos y sociales son abundantes. En Sudáfrica, por ejemplo, se creó una movilización cultural paralela a la Comisión de la Verdad sobre la violencia racial del Apartheid. En Estados Unidos, Cynthia Cohen dirige el proyecto Peacebuilding and Arts, que busca destacar las contribuciones de la cultura y las artes a los procesos de posconflicto. Y en Ecuador, Arístides Vargas forjó una importante carrera teatral luego de exiliarse ante las persecuciones de la dictadura militar argentina.
Estoy coordinando en la escuela de Emiliano y Doroteo, el proyecto “Arte para construir Paz”, trabajamos con 25 niños que en poco tiempo estarán pintando sobre sus sueños, realidades, sobre ellos mismos. El taller está diseñado para aprender a construir paz en ellos mismos y a su alrededor, después, a través de la pintura expresan sus avances, nuevas habilidades y aprendizajes.
Somos tres personas, una maravillosa pintora que con su sensibilidad nos enseña los principios del proceso creativo, un joven psicólogo con la mochila llena de esperanzas para cambiar el mundo y un panecillo para compartirnos cuando nos llegue el hambre. Finalmente yo, que agradezco cada minuto que paso con estos niños porque sus rostros y sus sonrisas me dan fuerzas para contener las lágrimas cuando me cuenta uno de ellos que su mamá lo golpea con un cable mojado...”sí, me pegan como si fuera un animal”, sólo tiene 6 años. Otro dice “a todos nos pegan maestra, pero es que es porque nos portamos mal”... En una dinámica para que ellos identificaran su lugar y personas seguras, uno de ellos solo pudo dibujar a su perro... La espiral de la violencia empieza en casa, no hay lugar para esconderse de ella, luego, en la calle, está el acecho de otros: “a veces salgo con mi abuelita pero me pongo muy nervioso, es que si nos encontramos al que le dicen “el monstruo”, le empieza a gritar cosas muy feas y me da mucho miedo...”
Todo esto, está dejando en la vida de estas niñas y niños y cientos de miles más por todo el país, huellas que después serán muy difíciles de borrar. Sabemos que somos una gotita en medio de un océano, pero como decía la Madre Teresa de Calcuta: “Que sería ese océano sin sus gotas”.
Desde esta columna pedimos tu apoyo para multiplicar las gotas y llegar a más escuelas. Encontrarás información en la página de Facebook Portavoces de Paz o escríbenos a portavocesdepaz@gmail.com y hagamos que la vida de nuestros niñas y niños, sea maravillosa, en donde puedan hacer realidad todos sus sueños y su realidad no sea una pesadilla.
Twitter: @DeSollano
Fuentes de Información
Portavoces de Paz A.C. - Proyecto Arte para construir la Paz