Poco a poco vamos "aterrizando" estas emociones y también vamos descubriendo que nos duelen músculos y coyunturas del cuerpo que ni siquiera sabíamos que existían. Recordando los momentos en los que dejamos una piedra en alguna de las mojoneras que marcan el Camino de Santiago. Piedras que representaban cosas, emociones o sentimientos que vamos cargando por la vida y que decidimos dejarlas atrás, de una vez por todas.
El regreso a la vida diaria es un poco lento, como los pasos adoloridos que damos al caminar por las calles de Compostela y posteriormente de nuestra propia ciudad de origen. Pero es un dolor que nos ayuda a recordar lo nos propusimos hacer, a dejar de hacer o a poner en práctica cuando dejamos alguna piedra a lo largo el Camino.
Cuando el tren se aleja de Galicia nos quedamos con el propósito de regresar pronto...
Autor: Rodrigo Diez de Sollano
Twitter: @DeSollano
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