Carta a mis queridas y queridos hijas, yernos, nietas y
nietos:
Más que un “Cuento de Navidad” debería llamarle “Historia
de Navidad” porque es un hecho de la vida real, pero mejor les cuento la
historia…
Hace unos días pasábamos mi esposa y yo frente a la Galería
del Calzado (en Guadalajara, México) cuando vimos a una pareja de indigentes
acompañados por un niño de unos 10 años y un bebé. Todos ellos, adultos y
niños, con señales visibles de alto grado de desnutrición. Estaban pidiendo
limosna y comiendo algo que les habían dado.
Nos pareció una barbaridad y un contrasentido que
estuvieran frente a una plaza donde se venden miles de pares de zapatos
diariamente, mientras que la mujer que pedía limosna no tenía zapatos. ¿A nadie
se le había ocurrido regalarle un par de zapatos aunque fueran usados? ¿Así
somos de insensibles con el sufrimiento de otros seres humanos?
Nos acercamos a ellos para platicar y conocer más de su
situación y nos dijeron que son migrantes mexicanos, pero que ellos viven en
Tijuana y habían venido a Guadalajara a buscar trabajo. Independientemente de
la realidad o no de su narración, el hecho era que todos ellos no tenían ropa adecuada
para el frío (incluido el bebé) y no tenían un lugar seguro donde dormir.
Lo primero que se nos ocurrió fue ir a nuestra casa a
buscar ropa, cobijas, etc. que les pudieran servir para protegerse del frío.
Regresamos al lugar donde estaban ellos y nuevamente observamos a la mujer sin
zapatos. En ese momento pensamos que había que conseguirle un par de zapatos.
Entramos a la Galería del Calzado y vimos miles de pares que podrían servirle. Mi
esposa escogió un par que al mismo tiempo que tenía colores alegres, podría
protegerle los pies y darle un buen tiempo de servicio. Regresamos con ellos y le entregamos los zapatos a la
mujer, quien puso una cara de felicidad que ¡nos hizo el día feliz!
Nos alejamos pensativos tratando de encontrar algún ¿por
qué? O un ¿para qué? de la situación de esta familia… Y también buscando alguna
forma de colaborar para esto no se repita, como de hecho sucede con miles de
migrantes que pasan por nuestra ciudad…
De esas reflexiones surgió nuestra decisión de pedirles a
las personas a quienes normalmente hacemos regalos de Navidad, que se sumen a
una campaña para dedicar por lo menos una parte de esos regalos a personas que
está en situación de emergencia, por hambre, frío, sed o falta de refugio,
especialmente cuando son migrantes y se encuentran alejados cualquier apoyo
familiar o de amigos…
Es por esta razón que hoy NO les traemos regalos o más bien
les traemos como regalo la noticia que los recursos que utilizaríamos para comprar
sus regalos de Navidad los donaremos a una organización que apoya a migrantes y
refugiados en todo México y especialmente en el Istmo de Tehuantepec.
Pensamos que una parte de los recursos debería ser
utilizada para ayuda directa (alimentos, medicinas, ropa, albergues, etc.) y
otra parte podría dirigirse a la creación de fuentes de trabajo que generen
ingresos adecuados para los habitantes de los lugares de origen de las
migraciones.
Esperamos que nuestra decisión en relación a su regalo de
Navidad no les moleste, sino por el contrario, les impulse a comunicar esta
idea a sus amigos y amigas para que ¡se vaya creando una gran ola de ayuda y
solidaridad con los más necesitados!
Finalmente, con el deseo de que esta idea prospere y se repita
miles o millones de veces, les enviamos este mensaje por medios electrónicos
para que puedan trasmitirlo fácilmente y además reducimos el número de árboles
dedicados a la fabricación de papel…
¡Les envío un gran abrazo con los mejores deseos en esta Navidad!
Podemos hacer mucho y cada quien puede tomar la decisión de ayudar. Aunque ciertamente hay comentarios tristes de que "no ayudes si te dan un papel porque tiene veneno" porque hay gente que ha afectado a los pobres y migrantes. Pero cada quien decidamos como dice Rodrigo: Ayudemos con conciencia si nos es posible.puede GRACIAS
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