El 20 de enero de 2017 tomará posesión Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos de América (EUA). Es pública y notoria su aversión a México y a los mexicanos, expresada en múltiples ocasiones durante su campaña electoral. También son públicas las amenazas en relación a la construcción de un muro entre los dos países y del pago del costo del mismo por parte de México, así como respecto de la deportación de millones de inmigrantes ilegales, la mayoría de ellos mexicanos, además de diversos calificativos aplicados por Trump a los mexicanos como violadores, asesinos, etc. Adicionalmente está la posible cancelación o modificación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA por sus siglas en inglés).
Hasta este momento el gobierno de México no ha hecho pública una estrategia para hacer frente a estas amenazas y su reacción fue invitar al candidato Trump a México, dándole un inmerecido trato de Jefe de Estado y ahora nombrar a Luis Videgaray como Secretario de Relaciones Exteriores, tal vez en premio por haber acertado al candidato ganador cuando era Secretario de Hacienda, cargo que tuvo que dejar por la presión social originada por organizar la visita de Trump. La respuesta ante estas amenazas debería incluir un fuerte cabildeo en las Cámaras de Representantes y de Senadores de los EUA, así como con grupos empresariales norteamericanos interesados en salvaguardar sus negocios con México y los con grupos y asociaciones de ciudadanos norteamericanos de origen mexicano que tienen influencia en las decisiones del gobierno federal de los EUA. También con organizaciones defensoras de los derechos humanos en aquel país e incluso en la ONU.
Pero más importante que la reacción gubernamental es definir que podemos y debemos hacer las y los mexicanos no solamente frente a las acciones de Trump como presidente, pero también ante las oportunidades y amenazas nacionales y mundiales.
Es una realidad innegable la dependencia de la economía de México con respecto de la de EUA. Cerca del 80% del comercio internacional de México se realiza con EUA y México es el tercer socio comercial de EUA sólo después de China y Canadá. Esto que podría parecer una ventaja se convierte en una amenaza ante la posibilidad de cambios negativos para México en el TLCAN. Es importante o mejor dicho, es urgente desarrollar otros mercados aprovechando los cerca de 50 tratados comerciales que tiene México. Obviamente no es una tarea fácil ni de corto plazo, que depende no solamente del gobierno sino de todas las empresas mexicanas. Podríamos empezar por dar preferencia en nuestras compras a productos y servicios hechos en México con una campaña nacional bien organizada, no solamente con "memes" o videos en las redes sociales.
Otro factor de conflicto con EUA es la emigración ilegal de millones de mexicanos hacia aquel país, originada en parte por la pobreza y falta de oportunidades en sus regiones de origen y también a la violencia e inseguridad que los amenazan constantemente. Aquí nuevamente hay una tarea para los mexicanos, especialmente para los empresarios y los gobiernos locales y federal, que es generar fuentes de trabajo con ingresos adecuados que impulsen a los habitantes de las regiones expulsoras a permanecer en sus lugares de origen. Estas fuentes de trabajo serían mucho más efectivas para frenar la emigración que el famoso muro de Trump! Esta tarea debe convertirse en una prioridad, por no decir LA PRIORIDAD nacional, porque además afecta el tema de la seguridad.
La generación de empleos seguros y bien pagados es una barrera para que los jóvenes sean atraídos por el crimen organizado. Esto puede ser más efectivo que la guerra contra el crimen declarada por el gobierno. No niego la necesidad de acciones policíacas y de trabajos de inteligencia, pero sin el componente de la oferta de trabajos seguros y bien pagados, todas esas tareas son desvirtuadas. Que este asunto sea LA PRIORIDAD nacional implica asignarle suficientes recursos de los impuestos para facilitar la creación de esas fuentes de trabajo.
Al tener ingresos seguros y adecuados, simultáneamente estaríamos desarrollando el mercado interno para depender menos de las exportaciones al promover que más mexicanos tengan capacidad de compra de bienes y servicios. Y si a lo anterior le agregamos el incremento de los salarios mínimos sería mucho mayor el mercado interno.
Paralelamente las asociaciones de mexicanos en los EUA y los consulados de México tendrían que incrementar su apoyo en servicios legales para la defensa de los connacionales afectados por la expulsión de los EUA y será necesario extender este servicio hasta su reubicación final en México. Los servicios legales deben ser complementados con apoyo psicológico y laboral para lograr su reinclusión social y económica en su país de origen. En esta tarea tendrían que participar empresarios y autoridades locales, estatales y federales.
El combate a la corrupción tanto en el sector público como en el ámbito de las empresas es un tema que está pendiente y que de éste depende el éxito de muchas de las acciones propuestas anteriormente. Al mismo tiempo el impulso a la austeridad del sector gubernamental y el uso eficaz de los impuestos permitirán poner en práctica las propuestas planteadas.
En resumen, la solución de los problemas de México NO depende de Trump ni de su gobierno, ¡depende de los hagamos o dejemos de hacer los propios mexicanos!
Autor: Rodrigo Diez de Sollano
Tweeter: @DeSollano
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