Supongamos que como resultado de un temporal de lluvias “irregular” tengamos algunas regiones México con inundaciones, mientras que por otra parte el lago de Chapala baja a niveles mínimos en el tiempo de sequía, niveles en los que no es posible extraer agua para la ciudad de Guadalajara. El agua tendría que ser racionada y habría “tandeos” que suministrarían cantidades mínimas de agua sólo para las necesidades más urgentes, porque el flujo de agua dependería de lo que llega a la zona urbana desde Los Altos de Jalisco por medio del acueducto Calderón-Guadalajara y de las extracciones de pozos en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG).
Los parques y jardines de la ciudad se secarían y la salud pública se vería afectada por la falta de limpieza. El agua se convertiría en una mercancía más valiosa que el petróleo por ser indispensable para la vida de los seres humanos. Las “pipas” que actualmente transportan agua a precios muy altos a las colonias de la periferia que no tienen servicio del sistema de tuberías de agua potable, en ese futuro de lluvias “irregulares” la transportarían hacia las colonias residenciales de la ciudad, en donde se pagarían precios estratosféricos por el agua.
Los planes para terminar y poner en marcha la tan polémica presa del Zapotillo que inundaría 3 poblados en Los Altos de Jalisco (Temacapulín, Acasico y Palmarejo), quedarían nuevamente suspendidos porque entonces las autoridades estatales de Jalisco tendrían que asegurar primero el suministro de agua para la ZMG y Los Altos de Jalisco y después cumplir con los compromisos políticos de transferir agua hacia León, Guanajuato, ciudad que sufriría también la escasez de agua.
Es decir: tendríamos conflictos que rebasarían los límites estatales. Porque el suministro de agua tiene el potencial de ser fuente de conflictos locales, estatales, federales e incluso internacionales (para ejemplo sirven el río Bravo y el río Colorado, ambos entre México y Estados Unidos de América).
La Ciudad de México, Guadalajara, La Piedad, Monterrey, Ciudad Obregón y muchas otras ciudades del país sufren inundaciones en tiempo de lluvias y escasez de agua en tiempo de sequía que han justificado la construcción de grandes obras de ingeniería para el suministro de agua potable y para el drenaje de las aguas negras y pluviales, como el Sistema Cutzamala de agua potable para la Ciudad de México y el Túnel Emisor Oriente para drenaje.
Pero al mismo tiempo, entre el 30% y el 40% del agua que se bombea a la ZMG o a la Ciudad de México se desperdicia por fugas en el sistema de tuberías y otro porcentaje importante es desperdiciado por el mal uso de los propios habitantes.
Por otra parte, el agua de lluvia se va al sistema de drenaje de aguas negras tanto en las calles y avenidas, como en las casas y edificios, con lo cual se incrementa enormemente el volumen a desalojar y se desperdicia agua que puede equivaler al 30% del suministro total y que podría ser almacenado para su uso posterior. Es necesario separar los sistemas de manejo del agua de lluvia de los drenajes de aguas negras. El agua pluvial puede controlarse en canales que tendrían el mismo trazo que originalmente tenían los ríos y arroyos que cruzaban las zonas urbanas. Esta agua puede almacenarse en lagos y represas urbanas, que además de embellecer las ciudades, se utilizarían para riego de parques y jardines.
¿Qué pasaría si en lugar de bombear agua desde distancias cada vez mayores ser corrigen las fugas en las tuberías y se capta el agua de lluvia?
Para empezar, se reducirían los conflictos sociales que genera la captación, almacenaje y transporte del agua desde grandes distancias quitando el suministro a los habitantes más cercanos a las fuentes de agua.
En la ZMG en cada casa o edificio se pueden captar hasta 850 litros por metro cuadrado si la construcción estuviera equipada con un eficiente sistema de captura y almacenaje de agua, con lo que se podría cubrir aproximadamente el 30% de las necesidades. Algo similar se podría hacer en la Ciudad de México.
¿Y si en lugar de pelearnos por y con el agua, hacemos algo positivo para aprovechar la que ya tenemos a la mano?
Se requiere un plan de reposición total de las tuberías para reducir las fugas a prácticamente cero, otros componentes del plan sería la instalación de sistemas de captación de agua de lluvia en cada casa y edificio, la construcción de un sistema de canales y lagos para agua de lluvia y finalmente una gran campaña de ¡buen uso del agua!
Así en lugar de esperarnos a que estalle la guerra del agua, podemos preparar la paz acuática, que puede ser adoptada por tod@s l@s candidat@s de cualquier partido político…
Autor: Rodrigo Diez de Sollano
Twitter: @DeSollano
Fuentes de Información
1. Comisión Nacional del Agua-Servicio Meteorológico Nacional-2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario