El documental Twice (1) nos presenta a Tsutomu Yamaguchi, un ingeniero japonés que trabajaba en Nagasaki en el diseño de buques-tanque durante la Segunda Guerra Mundial. La empresa en la que laboraba lo envió a Hiroshima junto con dos compañeros para ciertos asuntos técnicos y el último día de su estancia en esa ciudad, sucede el bombardeo de la fuerza área de Estados Unidos de América (EUA) en el que lanzaron la primera bomba atómica sobre una zona habitada. Como consecuencia de la cual, mueren 140,000 personas además de las que murieron posteriormente como resultado de la radiación recibida.
Tsutomu Yamaguchi iba caminando hacia la oficina de la empresa cuando sucedió la explosión, pero estaba a una distancia tal que recibió quemaduras que no le causaron la muerte. Como pudo se las arregló para regresar a su casa en Nagasaki donde un par de días después fue el segundo ataque atómico de EUA. Como efecto directo del mismo, murieron 137,000 personas. Tsutomu Yamaguchi también sobrevivió a este ataque y después de muchos años se atrevió a contar su historia y a promover la destrucción de las armas atómicas.
La Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN por sus siglas en inglés) es una organización de la sociedad civil a nivel mundial que agrupa 468 organizaciones en 101 países que trabajan para lograr la adhesión de los gobiernos al Tratado para la Abolición de las Armas Nucleares y su plena aplicación. Recibió el Premio Nobel de la Paz 2017 “por su labor de llamar la atención sobre las consecuencias humanitarias catastróficas de cualquier uso de armas nucleares y por sus esfuerzos innovadores para lograr su prohibición basada en tratados de tales armas” (2). Durante la ceremonia de entrega del Premio Nobel, Beatrice Fihn líder de ICAN, hizo notar que la destrucción de la humanidad puede depender simplemente de que “alguien pierda los estribos”.
Y ese “alguien” pueden ser Donald Trump, presidente de EUA y/o Kim Jong-un quien es presidente del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte. Ambos líderes han presumido de que tienen en su respectivo escritorio el botón para activar las armas nucleares que destruirían al enemigo y de que sus países tienen el armamento suficiente para acabar con sus adversarios (3). La impredecibilidad y los delirios de poder de los dos líderes no dejan muchas esperanzas a una solución pacífica de sus diferencias.
El problema para el resto del mundo es que una confrontación nuclear no se restringiría a los límites de sus países, además de que Rusia, China y otros más, seguramente que apoyarían a Corea del Norte, por lo que la confrontación se convertiría en la Tercera Guerra Mundial y muy probablemente la última guerra de la humanidad dado el impacto en el medio ambiente de las explosiones nucleares.
¿Que posibilidades de acción hay? No hay muchas alternativas, pero los gobiernos de los países miembros del Tratado para la Abolición de las Armas Nucleares podrían ejercer presión diplomática tanto en la ONU como directamente con los gobiernos de Corea del Norte y de EUA para resolver pacíficamente sus conflictos. Otra posibilidad es que los grupos de presión política internos en los EUA actúen para cambiar el rumbo que lleva el gobierno del presidente Trump o incluso llegar hasta su destitución.
Si no funciona nada de lo anterior, será mejor ponernos a orar…
Autor: Rodrigo Diez de Sollano
Twitter: @DeSollano
Fuentes de Información
1. Netflix-Documental Twice-
2. www.nobelpeaceprize.org-2017
3. New York Times-2017
Es una gran pena. Me queda pedir a Dios por esos gobernantes que les envíe su Espiritu Santo y pesir por nosotros y el futuro que nos espera.
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