“En todos los sectores, en todos los ámbitos, un buen gobierno comienza escuchando…” (Tweet del Dr. Víctor Villalobos nominado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) el Presidente Electo de México, para ser Secretario de Agricultura).
Aprovechando la buena disposición del Dr. Villalobos, hago preguntas y comentarios sobre el texto disponible hasta hoy (en las redes sociales) del Plan de Gobierno 2018-2024 para el sector agroalimentario de México.
El texto publicado denota apoyos preferenciales para los más pobres y desprotegidos del campo mexicano y en general del sector más olvidado por el desarrollo del resto del país, esto de acuerdo con lo prometido en campaña por AMLO.
El Plan menciona acciones estratégicas y programas tales como:
“Organización productiva; Asistencia técnica; Programa nacional de cooperativas; Compras gubernamentales directas a productores; Comercialización de canasta básica para la población rural a través de DICONSA y LICONSA; Precio mínimo garantizado para maíz blanco, amarillo y nativos; etc.”
Y se plantean metas muy ambiciosas a lograr en el sexenio, pero no queda claro si resultaron de un proceso de análisis y planificación o son propuestas preliminares, por ejemplo:
“Reducir en 50% las importaciones de oleaginosas”.
“Adquirir (de los productores rurales) entre 2 y 3 millones de toneladas de maíz”.
“Ampliar el riego agrícola en 1.5 millones de hectáreas”.
“Compras gubernamentales que beneficiarán a 1 millón de productores”.
“Estrategia de autosuficiencia en fertilizantes químicos”.
“Incremento de 20% por año en rendimiento del maíz para pasar de 3.5 a 6 ton/ha”
“Dejar de importar alimentos básicos por 70 mil millones de pesos en 6 años”.
“Reducir a cero la importación de maíz en 5 años”.
“Siembra de 1 millón de hectáreas de maderables y frutales”.
“20,000 millones de pesos de inversión productiva de SAGARPA”.
Estas metas son todo un reto y de lo anterior surgen muchas preguntas y comentarios, por ejemplo respecto del precio del maíz:
¿Cómo funcionará el programa de “precio mínimo garantizado para diversos tipos de maíz? ¿Cómo se establecerá el precio de garantía? ¿Será igual en todo el Sur-Sureste de México? ¿Habrá “topes” en cuanto a las cantidades a apoyar por cada productor? ¿Dónde y quienes almacenarán 3 millones de toneladas de maíz?
Con relación a la “canasta básica” se habla de “producción, comercialización y distribución a través de DICONSA”. Es de suponerse que la parte de “producción” estará bajo la responsabilidad de SAGARPA en coordinación con DICONSA. Y aquí salta otro tema que se ha comentado en los medios y en las redes sociales y es la posible división de SAGARPA para quitarle la responsabilidad del Desarrollo Rural pasando este tema a alguna secretaría que se dedique al desarrollo social. Esto sin tomar en cuenta que en las áreas rurales y en particular entre los productores de autoconsumo, no se puede hacer una división tajante entre la producción (agrícola, pecuaria, piscícola, forestal, etc.) y la calidad de vida (incluyendo vivienda, alimentación, educación, salud, servicios, etc.) ya que las familias están involucradas en todo y las tareas del campo (productivas o no) están repartidas entre todos(as) los miembros de un núcleo familiar extendido. No existe un monocultivo de maíz, sino que la “milpa” y la huerta incluyen muchos productos agrícolas, pecuarios o forestales y pesqueros. Y aquí surge la pregunta: ¿Cuáles son los planes de la próxima administración federal en este tema?
Respecto a las “compras gubernamentales” ¿Quiénes califican para ser beneficiarios de este programa? ¿Quién comprará? ¿SAGARPA o DICONSA? ¿Qué comprarán? ¿Insumos? ¿Productos del campo? ¿Dónde y cómo almacenarán lo comprado? ¿Cómo comercializarán?
En lo referente a la “masificación del crédito” hay varias experiencias exitosas actualmente en operación, por ejemplo el Sistema de Financiamiento Rural Alternativo (SIFRA) que inició en Jalisco desde el año 2000. Es una experiencia que vale la pena retomar por la participación directa de las(os) productoras(es) rurales en la dirección y operación de las cooperativas que lo forman. Lo que más requieren estas cooperativas es el apoyo técnico y financiero de FIRA y de Financiera Nacional (FND) con capital de operación y para atraer el ahorro de sus propios socios para capitalizarse a largo plazo.
En cuanto a la inversión productiva a través de SAGARPA: Esta Secretaría cuenta con un brazo operativo sumamente versátil que es el Fideicomiso de Riesgo Compartido (FIRCO) que tiene estructura administrativa ya descentralizada y personal experimentado en todos los estados del país, quienes conocen de tecnificación de riego, energías renovables, proyectos de valor agregado, redes de frío, evaluación de agronegocios, etc.
También el Plan 2018-2024 habla de “innovación tecnológica” y de la “adopción de innovaciones para incrementar la productividad…”. Lo anterior requiere de fuentes de conocimientos probados en la práctica. El Plan menciona un “programa nacional de investigación” y el sector agroalimentario cuenta con varias instituciones sectorizadas con SAGARPA como son el Colegio de Postgraduados (COLPOS), la Universidad de Chapingo, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), etc. y podría contar con uno o varios parques científicos y tecnológicos en alianza con CONACYT, tal como funciona el parque científico de Yucatán, en donde se generan los conocimientos ya puestos en práctica para aplicarlos en el campo mexicano.
Un par de comentarios más en relación al “Ordenamiento de mercados agrícolas” y al “Uso eficiente del agua”: Es muy importante cuidar que los apoyos de estas acciones estratégicas y sus respectivos programas no concentren los subsidios en un pequeño grupo de productores privilegiados, sino que hagan llegar sus beneficios a muchos posibles beneficiarios, para lo cual las Reglas de Operación (RO) deberán tener topes máximos a los apoyos y no por simplificar demasiado las RO dejen de establecerse los límites requeridos.
Finalmente, el sector agroalimentario necesita de una visión de largo plazo para poder planear inversiones que rinden frutos, en el mejor de los casos a mediano plazo, por lo que sería muy conveniente contar con Programas, RO y presupuestos que tengan un horizonte de 6 años. Esto requiere desde luego cambiar las leyes respectivas, pero es más fácil hacer esto que cambiar las leyes de la Naturaleza…
Autor: Rodrigo Diez de Sollano
Twitter: @DeSollano
Fuentes de Información
Texto disponible en las redes del Plan Nacional del Sector Agroalimentario
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