viernes, 31 de enero de 2020

Parte 2 VIOLENCIA Y CULTURA DE PAZ

La semana pasada analizamos los orígenes de hechos tan terribles como lo sucedido en una escuela de Torreón, Coahuila, tratando de encontrar sus raíces más profundas. Ahora buscaremos acciones preventivas factibles de ser realizadas por cada familia, por la sociedad civil, por las instituciones y por los gobernantes.

Empecemos de arriba hacia abajo con las declaraciones, acciones y omisiones de las autoridades gubernamentales que pueden establecer el marco de referencia para las relaciones entre las personas. Si los gobernantes en turno insisten una y otra vez que tales grupos o personas “son los enemigos”, tarde o temprano serán considerados como enemigos por muchos ciudadanos que eventualmente pasarán de la palabra de rechazo a la acción violenta en contra de los supuestos “enemigos”.

Ese señalamiento negativo de personas o de organizaciones también puede ser generado por los dirigentes desde el interior de instituciones tales como los partidos políticos o de organizaciones de la sociedad civil, cerrando con ello las posibles vías de comunicación con quienes han sido etiquetados como “enemigos” o “traidores”.

Para que no suceda lo anteriormente descrito, gobernantes e instituciones son responsables de crear un ambiente de colaboración en cada comunidad de México, en el que las palabras y las acciones estén al servicio de construir la paz.

Especialmente las instituciones educativas pueden ser constructoras de la paz, introduciendo desde preescolar hasta el nivel universitario los programas teóricos y prácticos que desarrollen en los alumnos conocimientos, habilidades y actitudes en favor de la paz y de la solución pacífica de conflictos. Es una tarea difícil debido a que los(as) niños(as) y jóvenes tienen largas horas de recepción de hechos, programas y juegos violentos a través de las redes sociales y de los programas de la TV comercial. Es necesario diseñar, producir y “viralizar” hechos, programas y juegos con la paz como trasfondo, que compitan con aquellos que promueven la violencia, cuidando los detalles, por ejemplo usar un lenguaje incluyente, sin etiquetas que favorezcan la discriminación por sexo, raza, credo religioso, nacionalidad, clase social, etc.

Capítulo especial requiere la formación de los maestros, para que desarrollen actitudes y aptitudes que apoyen la promoción de la paz entre sus alumnos, quienes además de recibir las influencias negativas ya mencionadas en este artículo, podrían recibir otras influencias negativas en su propia familia, particularmente en familias disfuncionales, en las cuales de manera repetitiva (y ejemplificante) se resuelven los conflictos en forma violenta. Lo que trae como consecuencia la urgencia de educar para ser padres que sean capaces de educar a sus hijos en la construcción de la paz.

En este punto las iglesias tienen la enorme responsabilidad de enviar mensajes y ejemplos de paz y en lenguaje de paz a los padres de familia y en general a los adultos, para que a su vez ellos(as) los trasmitan a los menores de edad.

Educar para construir la paz tiene muchas formas y actividades, por ejemplo:
Investigación y conocimiento de los antecedentes y la historia de las personas a las que consideramos “enemigos”, como una forma de evitar los prejuicios y desarrollar empatía hacia ellos.
Viajes o giras de estudio a los lugares donde viven aquellos a los que calificamos como “enemigos” para conocer su historia, su cultura, su economía, música, platillos típicos, idioma, costumbres y tradiciones, literatura, etc. para “desarmar” nuestro enfrentamiento contra ellos y desarmarnos a nosotros mismos.
Con todo el conocimiento anterior, hacer ejercicios de empatía y tolerancia con aquellos que fueron calificados como “enemigos”.
También realizar ejercicios de anti-bullying.
Y talleres de solución pacífica de conflictos.
Realizar programas de intercambio cultural con niños o jóvenes teniendo como idea central la siguiente frase: “si nos conocemos personalmente es posible que dejemos de considerarnos enemigos”.

¿Quién o quienes pueden o deben tomar la iniciativa para poner en práctica lo anterior?
Todas las personas que tienen autoridad sobre otras, ya sea por elección popular, por nombramiento, por creencias religiosas o por consenso social, pueden y deben tomar la iniciativa de educar para la construcción de la paz. En estos momentos México no se puede dar el lujo de posponer el trabajo por la paz, porque se ha generado un ambiente de enfrentamiento por motivos políticos y sociales, que llevarán al país hacia conflictos cada día más violentos y que una vez desencadenados son muy difíciles de detener.

Rodrigo Diez de Sollano

P.D.  Para conocer más sobre este tema, puedes inscribirte en el taller:

“CONSTRUCCIÓN DE PAZ DESDE LO COTIDIANO”
Que tendrá lugar en Casa Territorio (Fco. Javier Gamboa 113 Guad. Jal.)
Los lunes y los jueves de 19 a 21 hrs.
A partir del 6 de febrero y hasta el 3 de marzo
Información e inscripciones plural@territorio.mx    www.facebook.com/casaterritorio

Me dará mucho gusto saludarte, ahí nos vemos…

1 comentario:

  1. Rodrigo coincido contigo en qué el escenario es multifactorial y que se debe de trabajar en todos los flancos que mencionas. Considero que si todos los actores trabajáramos desde nu atrás trincheras y responsabilidades principalmente en el seno familiar sobre lo bueno y lo malo de todas nuestras acciones y pensamientos.
    Simplemente con fomentar la frase "No quieras para otro, lo que no deseas para ti" con ello incrustado en lo más profundo del ser se tendría un avance significativo.

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