A propósito de la partida propuesta para ciencia y tecnología en el presupuesto de egresos de la federación 2020, el gasto federal para este rubro representa apenas 0.2% del Producto Interno Bruto, cuando los países desarrollados dedican entre 1.5 y 4.2 por ciento de su PIB a la ciencia, tecnología e innovación. La Ley de Ciencia y Tecnología ordena que el gasto en este rubro no sea menor al 1% del PIB pero en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 no se establece como prioritario el gasto para ciencia y tecnología.
La historia nos muestra diversos períodos en los cuales la humanidad ha realizado grandes cambios sociales, económicos, culturales, científicos y tecnológicos, políticos, etc. Esos cambios se gestaron durante muchos años, pero sus resultados más visibles se concentraron en unos cuantos años y tuvieron efectos que impactaron todos los componentes de la vida humana e incluso sus relaciones con la naturaleza.
Ejemplos de lo anterior son el “Renacimiento” y la “Revolución Industrial”. En ambos casos hubo grandes cambios tecnológicos (la imprenta para el caso del Renacimiento y la máquina de vapor para la Revolución Industrial) que aceleraron cambios económicos (especialmente el crecimiento de la economía y la concentración de la riqueza), cambios sociales (al destruir puestos de trabajo y al mismo tiempo crear nuevas fuentes de empleo), cambios culturales (por ejemplo el auge de las bellas artes), cambios políticos (por ejemplo para el Renacimiento influyó la caída de Constantinopla y para la Revolución Industrial el crecimiento del imperialismo de los países europeos). Todos ellos fueron al inicio pequeños cambios multifactoriales que se retroalimentaron unos a otros hasta llegar a ser cambios irreversibles a escala global.
En este momento se está gestando otro gran cambio científico-tecnológico que afectará profundamente a la totalidad de la humanidad. Se trata de la utilización de la “Inteligencia Artificial” (IA) en prácticamente todos los aspectos de la vida y la actividad humana.
¿Qué es la IA?:
“Podemos entender como una inteligencia artificial, aquellos algoritmos que se materializan en programas informáticos que a su vez corren sobre un hardware determinado y que persiguen imitar el modo de funcionamiento del cerebro humano. Básicamente, una inteligencia artificial que actúa imitando lo que hace una mente humana, debe ser capaz de “percatarse” de lo que pasa a su alrededor, procesar esa información y sacar conclusiones de ella, inferir nuevas conclusiones que no se le han preprogramado.”(1)
Dicho en palabras sencillas, algoritmo es una serie de pasos con instrucciones para resolver un problema o realizar una tarea. Para funcionar requiere cierto equipo o hardware (por ejemplo un aparato programador de lavadora de ropa) pero lo más importante es que el conjunto programador-algoritmo es capaz de aprender y auto-reprogramarse a partir de los resultados obtenidos y todo este conjunto se le ha llamado IA.(2)
Las aplicaciones concretas de la IA van desde los personajes de ciencia-ficción hasta los programadores de una lavadora de ropa. Desde los vehículos autónomos sin conductor hasta los “cyborgs” que podrían ser una mezcla de robot con ser humano. Desde el médico automatizado que puede hacer un diagnóstico con más alto grado de precisión y de velocidad que los humanos y realizar operaciones quirúrgicas a larga distancia, hasta el abogado cibernético “Watson” de IBM que propone soluciones legales con mayor grado de certidumbre que los litigantes humanos.
Lo anterior implica la sustitución de miles de empleos de personas cuyos puestos de trabajo serán ocupados por dispositivos con IA, dejando sin posibilidad de empleo a personas que están en edad productiva.
¿Qué alternativas hay frente a esta situación?
Regresemos al pasado y analicemos lo que sucedió en diferentes lugares y períodos de la historia. Por ejemplo: La imprenta de Gutenberg o la máquina de vapor de Watt y prácticamente en todos los casos de éxito, hubo un proceso que incluyó investigación y desarrollo e innovación (I&D+i) que convirtió una idea en un aparato, máquina o proceso funcional en la vida práctica. Además, paralelamente fueron surgiendo nuevas actividades económicas y fuentes de trabajo para los desplazados por los nuevos inventos puestos en práctica.
La fusión de la IA con la Inteligencia Humana (IA+IH) podría generar procesos de cambio con características positivas y negativas.
Aquí comparto tres posibles resultados:
a) La “Nueva Humanidad”, en su mayoría estaría compuesta por seres resultado de híbridos de IH con IA. La producción de bienes y servicios es de mayor calidad y a mayor velocidad de lo que actualmente es posible para la IH o para la IA, cada una por separado. Al mismo tiempo que se destruyen fuentes de empleo, por ejemplo los vehículos sin chofer, simultáneamente se crean nuevas fuentes de trabajo. Habría seres humanos ganadores y perdedores por lo que este proceso podría ser llamado “Nueva Revolución Industrial” y la dirección de estos procesos podría estar a cargo de la IA.
b) Posibilidad de llegar a ser la “Humanidad Creativa sin Empleos”, situación en la cual la mayoría de los seres humanos serían híbridos de IH + IA y disfrutarían de la “Renta Básica Universal” por lo que podrían dedicarse de tiempo completo a las bellas artes, a la filosofía, a la investigación y el desarrollo científico tecnológico e innovación (I&D+i) y en general a actividades creativas con o sin remuneración Este podría ser llamado “Nuevo Renacimiento”. La dirección de los procesos sociales podría quedar a cargo de la IA.
c) “Actividad Humana Destructiva”, situación en la que un alto porcentaje de los seres humanos vivirían del crimen, drogas, etc. y podrían tener diversos grados de mezcla de IH + IA. Podrían ser los marginados de los procesos descritos en (a) y (b) y la dirección de los procesos sociales podría quedar a cargo de la IA y este período podría llamarse la “Decadencia y Extinción de la Humanidad”.
¿Cómo lograr que la IA quede al servicio de la Humanidad y no al revés?
Es importante señalar que ignorar el tema como si no estuviera sucediendo nada, es comportarse como el avestruz, ya que de cualquier forma se darán los cambios con o sin nuestra participación. Por lo anterior es indispensable que el gobierno de México, las universidades y el sector privado dediquen tiempo y dinero a estudiar los procesos relacionados con la IA y en particular a la Investigación, Desarrollo e Innovación (I&D+i) en este tema, más allá de pensar en comprar conocimientos desarrollados en otros países y antes de que nos alcance la ola de la Inteligencia Artificial.
Autor: Rodrigo Diez de Sollano
Twitter: @DeSollano
Fuentes de información
1. definicionabc.com/tecnología/inteligencia/
2. tecnología-informatica.com/algoritmo-definicion/
Totalmente de acuerdo con tu articulo Rodrigo, excelente.
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