Este virus es muy fácil de trasmitir de persona a persona por medio de las gotas de saliva, y como al principio (en el período de incubación), la enfermedad no presenta síntomas, nos confiamos y seguimos con nuestra vida normal sin tomar precauciones para prevenir el contagio. Esto trae como consecuencia que se multipliquen los casos rápidamente si las autoridades de salud en cada país no actúan de inmediato con medidas preventivas como el “distanciamiento social”, la cuarentena, la suspensión de clases, el trabajo en casa, cierre de restaurantes, bares y otros lugares de trabajo, y en general la cancelación de reuniones y eventos con gran número de asistentes.
Las autoridades de la mayoría de los países han pedido a la población que permanezcan en sus casas y reduzcan el contacto social al mínimo. Estas acciones individuales y familiares tan "insignificantes" (aparentemente) cortan la multiplicación de los casos en forma radical.
Para ello es necesario tomar decisiones difíciles poniendo en la balanza el impacto de las medidas de control sobre la economía y sobre la salud pública. Por ejemplo, el cierre de restaurantes y bares es una buena medida de control porque la presencia de muchas personas en estos lugares facilita el contagio. Pero al mismo tiempo implica que muchas personas (aunque sea temporalmente), perderían su fuente de ingresos: los(as) meseros(as), cocineros(as), choferes, proveedores de insumos agricultores y ganaderos, etc.
Otro caso es el de las personas de la tercera edad que viven al día con las propinas que reciben como empacadores de comida en los supermercados. Se dice fácil “quédate en casa” para reducir el contagio, especialmente porque forman parte del grupo de alto riesgo, pero ¿cómo van a tener ingresos para comer?
Hay quienes se pueden dar el “lujo” de encerrarse en su casa hasta que pase la emergencia sanitaria, mientras que otros(as) están obligados a salir a la calle para poder comer este día.
¿Cómo hacer compatible una medida urgente de control sanitario, con la “salud” de la economía?
Este es el momento en el que se requiere la solidaridad entre los seres humanos. ¿Pero, cómo? ¿Qué tal si se prueba durante esta emergencia la factibilidad de instaurar temporalmente un Salario Mínimo Emergente o un Seguro de Desempleo? de manera que quienes pierdan su trabajo tengan los ingresos mínimos para poder vivir. Esto requiere del apoyo de empresarios y de las diversas bancadas del Congreso y por supuesto del Ejecutivo.
Otro enfoque de la pandemia es el equilibrio entre la protección de los habitantes de cada país con el aislamiento del resto del mundo. La historia nos ha demostrado que es sumamente difícil impedir el paso de las enfermedades a través de las fronteras nacionales. La colaboración entre todos los países con la Organización Mundial de la Salud es fundamental para el control global de la pandemia, que en esta ocasión avanza de norte a sur.
Pero sobre todo se necesita de manera indispensable, la participación y solidaridad de TODOS los seres humanos para que esa colaboración dé resultados positivos y podamos convertir una amenaza de catástrofe sanitaria en una oportunidad de fomento de la cohesión social, tanto a nivel local, como regional, nacional y mundial.
Esta es la oportunidad de descubrir y practicar, cómo podemos ser solidarios con las demás personas…
Autor: Rodrigo Diez de Sollano
Twitter: @DeSollano
Fuentes de Información:
Gobierno de México-Secretaría de Salud
Portavoces de Paz A.C.
Mucho podemos hacer desde la sociedad civil, los comités vecinales, las organizaciones sociales, la familia. Sobre todo por la respuesta tardía e irresponsable de la autoridad federal. Asumen una postura de politiqueros chafas, es ciertamente criminal. Saludos
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