domingo, 23 de julio de 2017

CORRUPCIÓN EN MÉXICO, ¿TIENE REMEDIO?

El actual presidente de México (2012-2018) afirmó en cierta ocasión que la corrupción en este país es algo “cultural”. Esta frase la entendí en el sentido de que el presidente afirmaba, que ser corrupto es algo tan arraigado en la sociedad mexicana que ya forma parte de nuestra manera de ser, es decir, que nuestra cultura incluye entre sus características el ser corrupto. Dicho de otra manera: que por ser mexicano es “normal” ser corrupto.

Estoy totalmente en desacuerdo con la anterior afirmación y a falta de investigaciones más profundas para sustentar mi posición, les comento un video que tuve oportunidad de ver hacer unos días. Este video grabado con cámaras escondidas en la ciudad de Puebla, México, por “La Jungla de Mariano” (1) se llama “México, ¿Tiene remedio?”, y muestra varios vendedores(as) ambulantes, a quienes (sin saberlo ellos) los pusieron en la tentación de robar.

Se trataba de personas de muy escasos recursos económicos, quienes para subsistir venden chicles, dulces y algunas otras mercancías en un parque de la ciudad de Puebla. El escenario incluía una persona sentada en una de las bancas del parque y dos cámaras escondidas. Al terminar la grabación se les informó de las cámaras escondidas.

A cada uno de los sujetos de la muestra y “actores involuntarios” del video, le proporcionaron un billete de cien pesos y se le pidió que caminara a una tienda cercana, fuera del alcance visual de la persona sentada en la banca, a comprar cierta clase de chicles sin azúcar y con valor aproximado de diez pesos.

Algunos de los “actores involuntarios” propusieron dejar su mercancía “en prenda” de que regresarían con el chicle que les habían encargado y con el dinero sobrante y a todos(as) les dijeron que se llevaran su mercancía.

Al cabo de algunos minutos regresó el primer sujeto con el chicle sin azúcar y el cambio del billete de cien pesos. En TODOS los casos, los(as) “actores(as) involuntarios(as) regresaron con la mercancía encargada y el dinero restante.

A cada uno(a) le preguntaron ¿por qué había regresado, cuando podría haber desaparecido con el total del dinero? Palabras más, palabras menos todos(as) dijeron que “así no se gana el dinero…”; que “tengo años vendiendo aquí y mi fama cuenta…”; que “Dios ya no me ayudará si robo…”. En pocas palabras: “porque no soy un ladrón…”.

Este caso es una pequeña muestra de lo que se piensa y vive todos los días en un estrato socioeconómico de los más bajos de México.

Mientras tanto nos golpean el rostro las noticias de exgobernadores, de líderes sindicales y en general de políticos que recibieron el encargo de la sociedad de administrar algunos de los recursos de la Nación y en lugar de rendir buenas cuentas a sus patrones (el pueblo de México) han desviado el uso de los recursos públicos para comprar lujosos departamentos en Miami, hacer inversiones en Bahamas, en Suiza o en Mónaco, comprar autos deportivos y relojes de gran lujo, casas y ranchos en México, etc.

Desafortunadamente este comportamiento se ha ido generalizando a tal grado que casi le creemos al presidente y estamos tentados a pensar que es “normal” el robar recursos públicos, obviamente sin castigo alguno. Es decir, “normalizamos” una conducta reprobable y no sólo eso, sino que llegamos a pensar que “un político pobre, es un pobre político” (frase atribuida a Hank González).

Llegamos a creer que la autoridad moral de personas como el expresidente de Uruguay, José Mujica, es un mito y que una persona que accede a un cargo público y no “aprovecha” la oportunidad para hacer negocios y enriquecerse, es un pobre tonto que no merece estar en ese cargo.

Lo peor de todo es que trasmitimos esta deformada escala de valores a las siguientes generaciones al no reprobar socialmente y castigar estas acciones.

Pero, México, ¿tiene remedio?

Tal parecería que todas las circunstancias están en contra y que este país ¡no tiene remedio! Pero los valores traducidos en acciones de estos vendedores ambulantes de Puebla nos levanta el ánimo y nos permite ver una luz en el fondo del túnel…
¿Qué ejemplo y qué lecciones de vida recibieron estos vendedores, de sus padres y abuelos?
¿Qué valores aprendieron e hicieron suyos durante su corta estancia en la escuela?
¿Qué valores les fueron trasmitidos por los ministros religiosos?
¿Adoptaron algunos valores o algunas ideas de ciertos personajes históricos?
¿La comunidad donde se desarrollaron aprueba y aplaude la honradez?
¿Influyó su comunidad en la forma concreta de vivir la honradez?

Las respuestas a estas y otras preguntas pueden darnos pistas de lo que podríamos hacer a nivel nacional y local, porque MÉXICO, ¡SI TIENE REMEDIO!

Autor: Rodrigo Diez de Sollano

Twitter: @DeSollano

Fuentes de Información:
México, ¿Tiene Remedio? Video por La Jungla de Mariano

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