sábado, 3 de octubre de 2015

ONU: Sociedades pacíficas-Objetivos 5, 16 y 17

"La humanidad no puede liberarse de la violencia más que por medio de la no violencia" (Mahatma Gandhi). El 2 de octubre de cada año la ONU conmemora el Día Internacional de la NO-Violencia recordando que en ese día del año 1869 nació este gran pacifista.

Los Objetivos para el Desarrollo Sostenible 2015-2030 aprobados por la Asamblea General de la ONU plantean en el número 16 "Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles".

Es difícil imaginar a un adulto-pacifista, en cuya familia cuando era niño vivió violencia intrafamiliar, odios raciales, religiosos o de clase social, violencia de género, violencia por su aspecto o su constitución física, etc. Obviamente hay excepciones notables, pero en la mayoría de los casos, el niño "normaliza" la violencia, es decir ve como una parte "normal" de la vida recibir o infligir violencia.

El acoso escolar o en los lugares de trabajo ("bullying") se ha convertido en algo "normal", llegando a a ser aceptado como parte de las bromas de la vida diaria, sin reflexionar acerca del daño que causa a una persona en su autoestima y en sus posibilidades de desarrollo personal. El acoso sexual es otra forma de violencia en la cual se considera "normal" la agresión a otro ser humano (sea mujer u hombre) en razón de su género o de sus preferencias sexuales.

"Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y niñas" (Objetivo 5) es fundamental para reducir la violencia hacia el género femenino y para crear "sociedades pacíficas". Las mujeres que se hacen conscientes de sus capacidades como personas, son más poderosas que los violentos. Un ejemplo reciente y notable es el caso de Malala Yousafzai, primero en Pakistán y ahora su influencia mundial.

Para promover "sociedades pacíficas e inclusivas" es necesario, es URGENTE, cambiar esa "normalización" de la violencia empezando por el interior de cada familia y en cada escuela. Es clara la importancia del padre y la madre o de quienes tengan esos roles en cada familia. Así mismo el ejemplo de las(os) maestras(os) deja huellas imborrables en las(os) alumnas(os).

Pero, ¿cómo lograr lo anteriormente mencionado?, ¿cómo construir una "sociedad pacífica" a partir de familias, escuelas y sociedades que ya están invadidas por la violencia? 

Construir un edificio puede llevar años, construir una catedral o una pirámide toma siglos... Construir sociedades pacíficas va a tomar mucho más tiempo, pero hay que empezar de inmediato en lo pequeño. Que en cada familia los niños y niñas vean el ejemplo de cómo resolver de manera pacífica los problemas de la vida diaria. En cada escuela las(os) alumnas(os) descubran en sus maestras(os) a personas que los tratan con respeto y que resuelven la problemática de la clase en forma pacífica. Las iglesias y ministros(as) de las religiones tienen un papel muy importante al ejemplificar con sus palabras y con su vida diaria, cómo se vive la paz desde adentro de cada persona. En lugar de predicar el odio y el rechazo a las demás creencias religiosas, pueden educar en la tolerancia y en la convivencia pacífica y en el perdón como un medio para conseguirla.

"Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia". Esta frase de Mahatma Gandhi se puede aplicar a cada persona, pero especialmente a los gobiernos. Los sucesos del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco, Ciudad de México y los del 2014 en Iguala, Guerrero así como la penetración social y económica de la delincuencia ligada con el narcotráfico, son ejemplos claros de hechos violentos que solamente se mantienen con violencia.

Construir "sociedades pacíficas" es una tarea para para toda la humanidad, para "Fortalecer los medios de ejecución y reavivar la la alianza mundial para el desarrollo sostenible" (Objetivo 17). Pero hay que lograrlo poniendo cada quien su grano de arena, antes de que nos gane la violencia...

AUTOR: Rodrigo Diez de Sollano

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